La fe y la obediencia traen bendición

"Después hubo hambre en la tierra, además de la primera hambre que hubo en los días de Abraham; Y se fue Isaac a Abimelec rey de los filisteos, en Gerar. Y se le apareció Jehová, y le dijo: No desciendas a Egipto; habita en la tierra que yo te diré. Habita como forastero en esta tierra, y estaré contigo, y te bendeciré; porque a ti y a tu descendencia daré todas estas tierras, y confirmaré el juramento que hice a Abraham tu padre. Multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo, y daré a tu descendencia todas estas tierras; y todas las naciones de la tierra serán benditas en tu simiente, por cuanto oyó Abraham mi voz, y guardó mi precepto, mis mandamientos, mis estatutos y mis leyes. Habitó, pues, Isaac en Gerar. Y los hombres de aquel lugar le preguntaron acerca de su mujer; y él respondió: Es mi hermana; porque tuvo miedo de decir: Es mi mujer; pensando que tal vez los hombres del lugar lo matarían por causa de Rebeca, pues ella era de hermoso aspecto. Sucedió que después que él estuvo allí muchos días, Abimelec, rey de los filisteos, mirando por una ventana, vio a Isaac que acariciaba a Rebeca su mujer. Y llamó Abimelec a Isaac, y dijo: He aquí ella es de cierto tu mujer. ¿Cómo, pues, dijiste: Es mi hermana? E Isaac le respondió: Porque dije: Quizá moriré por causa de ella. Y Abimelec dijo: ¿Por qué nos has hecho esto? Por poco hubiera dormido alguno del pueblo con tu mujer, y hubiera traído sobre nosotros el pecado. Entonces Abimelec mandó a todo el pueblo, diciendo: El que tocare a este hombre o a su mujer, de cierto morirá. Y sembró Isaac en aquella tierra, y cosechó aquel año ciento por uno; y le bendijo Jehová. El varón se enriqueció, y fue prosperado, y se engrandeció hasta hacerse muy poderoso."  Génesis 26.1-13


  El mismo temor de una terrible hambre en Canaán que sobrecogió a Abraham en la generación anterior, por poco abrumó a Isaac y lo tentó a seguir el ejemplo de su padre. Pero Jehová se le apareció a Isaac y le advirtió que no se trasladara a Egipto. Las promesas que le dio eran mayormente una repetición de las ya dadas a Abraham. ¿Rechazaría Isaac la perspectiva de beneficiarse con la abundancia de Egipto, a fin de alcanzar las invisibles bendiciones del lejano futuro? ¿Estaría dispuesto a perder las riquezas que su padre había acumulado? ¿Asignaría valor supremo a lo espiritual? Isaac demostró que tenía la misma índole de fe que Abraham, morando como extranjero en la tierra prometida (Heb. 11.9-10). Indudablemente perdió muchas riquezas materiales, pero Dios empleó estas pérdidas para enseñarle lecciones espirituales. Después de la prueba, Jehová lo enriqueció con una cosecha extraordinaria, y lo bendijo. Al igual que Salomón, Issac podía decir: La bendición de Jehová es la que enriquece (Prov. 10.22). En la segunda prueba Isaac cometió el mismo pecado en que su padre había caído, al simular que Rebeca era su hermana. Abimelec lo descubrió acariciando a su esposa, y ese descuido fue la evidencia que Dios usó para proteger a Rebeca.
  Frente a las dos situaciones que tuvo que enfrentar Isaac, que se relatan en este párrafo, podemos decir que: salió aprobado en la primera, ya que obedeció a Dios y no viajó a Egipto, como se sentía tentado a hacer, a fin de preservar su riqueza material. Por su obediencia fue ampliamente bendecido y prosperado. No sucedió así en la segunda situación, ya que mintió diciendo que Rebeca era su hermana, por temor a que lo mataran. Tuvo falta de fe, y así puso en riesgo a Rebeca y al cumplimiento de los planes de Dios (de que a través de su simiente serían benditas todas las naciones de la tierra).
  Que el Señor nos ayude a tener fe y obedecer, siempre, no sólo en ocasiones. Si bien Dios transformó lo malo en algo bueno, ya que Abimelec, a pesar del engaño de Isaac no tomó represalias contra él. Lejos de eso, ordenó que nadie tocara a Isaac ni a su esposa, porque el que así lo hiciera moriría. No debemos abusar de la bondad del Señor. Esforcémonos por hacer, en todo momento, su Divina Voluntad, para que así Él pueda bendecirnos, también, en todo momento.