"Era Abram de edad de noventa y nueve años, cuando le apareció Jehová y le dijo: Yo soy el Dios Todopoderoso: anda delante de mí y sé perfecto." Génesis 17.1
"... Cristo poder de Dios, y sabiduría de Dios." 1Corintios 1.24
"Y les dijo: ¿Dónde está vuestra fe? Y atemorizados, se maravillaban, y se decían unos a otros: ¿Quién es éste, que aun a los vientos y a las aguas manda, y le obedecen?" Lucas 8.25
"Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él." Juan 14.24
Abram tenía setenta y cinco años cuando salió de Harán. Y ahora tenía noventa y nueve. Había caminado trece años por fe (flaqueando en ocasiones) desde la última revelación divina. La perspectiva, de tener un hijo por medio de Sara, parecía muy remota. Génesis 17.18 indica que Abram ya pensaba en Ismael como el sustituto del hijo prometido. Dios apareció, entonces, a Abram para fortalecer su fe menguante, para darle una suave reprensión y renovar el pacto. Se reveló como El Shaddai. "Él" significa "Dios" y recalca su poder; el significado exacto de Shaddai es incierto, pero se sabe que se refiere a su omnipotencia y suficiencia. Así, Dios animó a Abram, mostrándose como el Dios "poderoso para hacer todo lo que había prometido". "Anda delante de mí y sé perfecto" (intachable, desarrollado en todo aspecto) era la condición para que el pacto fuera cumplido. Abram debía dejar de "racionalizar" las promesas y llevar una vida digna delante de Dios.
Él tiene el mismo mensaje, en la actualidad, para nosotros. Tenemos que obedecerle porque Él es el Señor (el dueño de nuestras vidas, el que pagó un precio muy alto, para rescatarnos de la esclavitud del pecado). Esta es una razón más que suficiente. Si usted no piensa que los beneficios de la obediencia valen la pena, tenga en cuenta quién es Cristo: el único que tiene el poder y la facultad de satisfacer todas sus necesidades, de darle vida y vida en abundancia. Amén!!!
"... Cristo poder de Dios, y sabiduría de Dios." 1Corintios 1.24
"Y les dijo: ¿Dónde está vuestra fe? Y atemorizados, se maravillaban, y se decían unos a otros: ¿Quién es éste, que aun a los vientos y a las aguas manda, y le obedecen?" Lucas 8.25
"Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él." Juan 14.24
Abram tenía setenta y cinco años cuando salió de Harán. Y ahora tenía noventa y nueve. Había caminado trece años por fe (flaqueando en ocasiones) desde la última revelación divina. La perspectiva, de tener un hijo por medio de Sara, parecía muy remota. Génesis 17.18 indica que Abram ya pensaba en Ismael como el sustituto del hijo prometido. Dios apareció, entonces, a Abram para fortalecer su fe menguante, para darle una suave reprensión y renovar el pacto. Se reveló como El Shaddai. "Él" significa "Dios" y recalca su poder; el significado exacto de Shaddai es incierto, pero se sabe que se refiere a su omnipotencia y suficiencia. Así, Dios animó a Abram, mostrándose como el Dios "poderoso para hacer todo lo que había prometido". "Anda delante de mí y sé perfecto" (intachable, desarrollado en todo aspecto) era la condición para que el pacto fuera cumplido. Abram debía dejar de "racionalizar" las promesas y llevar una vida digna delante de Dios.
Él tiene el mismo mensaje, en la actualidad, para nosotros. Tenemos que obedecerle porque Él es el Señor (el dueño de nuestras vidas, el que pagó un precio muy alto, para rescatarnos de la esclavitud del pecado). Esta es una razón más que suficiente. Si usted no piensa que los beneficios de la obediencia valen la pena, tenga en cuenta quién es Cristo: el único que tiene el poder y la facultad de satisfacer todas sus necesidades, de darle vida y vida en abundancia. Amén!!!