Fe: la certeza de lo que se espera

"Dijo entonces Sarai a Abram: Ya ves que Jehová me ha hecho estéril; te ruego, pues, que te llegues a mi sierva; quizá tendré hijos de ella. Y atendió Abram al ruego de Sarai. Y Sarai mujer de Abram tomó a Agar su sierva egipcia, al cabo de diez años que había habitado Abram en la tierra de Canaán, y la dió por mujer a Abram su marido."  Génesis 16.2-3
"Respondiendo Jesús, les dijo: Tened fe en Dios."  Marcos 11.22

  Sarai dio su sierva Agar a Abram, como esposa sustituta, práctica común en ese tiempo. Una mujer casada que no pudiera tener hijos, era avergonzada por sus semejantes. A menudo, se le pedía que diera una sierva a su esposo, para poder tener herederos. Los niños nacidos de la sierva eran considerados hijos de la esposa. Abram estaba actuando de acuerdo a la costumbre de esos días (aunque estaba muy alejada de la voluntad de Dios). Esta acción fue una falta gravísima de fe en la promesa que el Señor le había dado.
  Tener fe es un mandamiento de Dios. El desobedecer este mandamiento nos trae penosas consecuencias (como fueron las que tuvieron que afrontar Abram y Sarai, y que trajeron mucho pesar aun a generaciones posteriores, hasta nuestros días). Tengamos siempre presente que "... sin fe es imposible agradar a Dios; ..." Hebreos 11.6  Y roguemos al Padre que nunca nos falte la certeza de que Él, a su tiempo, cumplirá aquello que nos prometió.