Dios nos da un nuevo corazón

"Y pondré mi pacto entre mí y ti, y te multiplicaré en gran manera. Entonces Abram se postró sobre su rostro, y Dios habló con él diciendo: He aquí mi pacto es contigo, y serás padre de muchedumbre de gentes. Y no se llamará más tu nombre Abram, sino que será tu nombre Abraham, porque te he puesto por padre de muchedumbre de gentes. Y te multiplicaré en gran manera, y haré naciones de ti, y reyes saldrán de ti. Y estableceré mi pacto entre mí y ti, y tu descendencia después de ti en sus generaciones, por pacto perpetuo, para ser tu Dios, y el de tu descendencia después de ti. Y te daré a ti, y a tu descendencia después de ti, la tierra en que moras, toda la tierra de Canaán en heredad perpetua; y seré el Dios de ellos."  Génesis 17.2-8
"Este es mi pacto, que guardaréis entre mí y vosotros y tu descendencia después de ti: Será circuncidado todo varón de entre vosotros. Circuncidaréis, pues la carne de vuestro prepucio, y será por señal del pacto entre mí y vosotros. Y de edad de ocho días será circuncidado todo varón entre vosotros por vuestras generaciones; el nacido en casa, y el comprado por dinero a cualquier extranjero, que no fuere de tu linaje. Debe ser circuncidado el nacido en tu casa, y el comprado por tu dinero; y estará mi pacto en vuestra carne por pacto perpetuo. Y el varón incircunciso, el que no hubiere circuncidado la carne de su prepucio, aquella persona será cortada de su pueblo; ha violado mi pacto. Dijo también Dios a Abraham: A Sarai tu mujer no la llamarás Sarai, mas Sara será su nombre. Y la bendeciré, y también te dare de ella hijo; sí, la bendeciré, y vendrá a ser madre de naciones; reyes de pueblos vendrán de ella."  Génesis 17.10-1
"Circuncidad, pues, el prepucio de vuestro corazón, y no endurezcáis más vuestra cerviz."  Deuteronomio 10.16
"Él les dijo: Lo que es imposible para los hombres, es posible para Dios."  Lucas 18.27
"De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas."2 Corintios 5.17

  Dios mandó que todos los varones israelitas fueran circuncidados. Pero quería que fueran más allá de la realización de la cirugía, y entendieran su significado. Era necesario que se sometieran a Dios por dentro, en sus corazones, tanto como por fuera, en sus cuerpos. Entonces podrían comenzar a imitar el amor y la justicia de Dios en todos los actos de sus vidas. Cumplirían el mandato: "...; anda delante de mí y sé perfecto."
  Si nuestro corazón no cambia, seguir las reglas de Dios será desagradable y difícil. Nos rebelaremos contra la voluntad del Señor para nuestras vidas. Sin embargo, el Espíritu Santo nos da nuevos deseos y nos ayuda a querer obedecer a Dios. Nuestra entrega a Él está escrita en nuestros corazones, no en el cuerpo. Cristo nos hizo libres de los malos deseos (de querer ser nuestro propio dios) a través de una operación espiritual, no una operación física.
  Somos nuevas criaturas desde nuestro interior. El Espíritu Santo nos da vida nueva, y ya no seremos los mismos jamás. No hemos sido reformados, rehabilitados o reeducados, somos una nueva creación, viviendo en unión vital con Cristo. Convertirnos no es, meramente, dar la vuelta a una hoja nueva, sino empezar una vida nueva tomado de la mano de nuestro Salvador. El Señor quita nuestra vieja naturaleza y nos da una nueva.
  Con un nuevo corazón encontraremos que servir al Señor es nuestro mayor gozo!!!