"Entonces Sara negó, diciendo: No me reí; porque tuve miedo. Y él (el Señor) dijo: No es así, sino que te has reído." Génesis 18.15
"No habitará dentro de mi casa el que hace fraude. El que habla mentiras no se afirmará delante de mis ojos." Salmo 101.7
"Por lo cual, desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo; porque somos miembros los unos de los otros." Efesios 4.25
"Los labios mentirosos son abominación a Jehová; pero los que hacen verdad son su contentamiento." Proverbios 12.22
Abraham se había reído antes ("Entonces Abraham se postró sobre su rostro, y se rió, y dijo en su corazón: ¿A hombre de cien años ha de nacer hijo? ¿Y Sara, ya de noventa años, ha de concebir?." Génesis 17-17). Ahora lo hace Sara también (se ríe). La más dura reacción de Dios para con ella indica que Sara se mantenía incrédula, y no meramente asombrada. Sara mintió porque tenía miedo de confesar que se había reído (por incredulidad).
El temor es el motivo más común para mentir. Tememos que nuestros pensamientos y emociones internos queden al descubierto. O, que se descubran nuestras malas acciones o intenciones. Pero, la mentira, ocasiona complicaciones mayores que el decir la verdad. Si no podemos confiarle a Dios nuestros pensamientos y temores más íntimos, estamos en peores problemas de lo que nos imaginamos. Las palabras, que son poderosos instrumentos, pueden hacer bien o mal, agradar o desagradar a Dios, dependiendo de la sabiduría y verdad que encierren. Esforcémonos y seamos valientes, para hablar siempre la verdad, delante del Señor. Dios aborrece la mentira!!! Y premia la sinceridad!!!
"No habitará dentro de mi casa el que hace fraude. El que habla mentiras no se afirmará delante de mis ojos." Salmo 101.7
"Por lo cual, desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo; porque somos miembros los unos de los otros." Efesios 4.25
"Los labios mentirosos son abominación a Jehová; pero los que hacen verdad son su contentamiento." Proverbios 12.22
Abraham se había reído antes ("Entonces Abraham se postró sobre su rostro, y se rió, y dijo en su corazón: ¿A hombre de cien años ha de nacer hijo? ¿Y Sara, ya de noventa años, ha de concebir?." Génesis 17-17). Ahora lo hace Sara también (se ríe). La más dura reacción de Dios para con ella indica que Sara se mantenía incrédula, y no meramente asombrada. Sara mintió porque tenía miedo de confesar que se había reído (por incredulidad).
El temor es el motivo más común para mentir. Tememos que nuestros pensamientos y emociones internos queden al descubierto. O, que se descubran nuestras malas acciones o intenciones. Pero, la mentira, ocasiona complicaciones mayores que el decir la verdad. Si no podemos confiarle a Dios nuestros pensamientos y temores más íntimos, estamos en peores problemas de lo que nos imaginamos. Las palabras, que son poderosos instrumentos, pueden hacer bien o mal, agradar o desagradar a Dios, dependiendo de la sabiduría y verdad que encierren. Esforcémonos y seamos valientes, para hablar siempre la verdad, delante del Señor. Dios aborrece la mentira!!! Y premia la sinceridad!!!