Perseveremos en la oración

"Estos son los descendientes de Isaac hijo de Abraham: Abraham engendró a Isaac, y era Isaac de cuarenta años cuando tomó por mujer a Rebeca, hija de Betuel arameo hijo de Padan-aram, hermana de Labán arameo. Y oró Isaac a Jehová por su mujer, que era estéril; y lo aceptó Jehová, y concibió Rebeca su mujer."  Génesis 25.19-21
"Orad sin cesar."  1Tesalonicenses 5.17
"Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá."  Marcos 11.24
"Perseverad en la oración, velando en ella con acción de gracias."  Colosenses 4.2


  Así como Isaac oró a Dios por algo tan preciado como un hijo, a lo largo de la Biblia se nos anima a orar (implorar, clamar) por nuestras necesidades más personales e importantes. Dios conoce los anhelos de nuestro corazón, pero quiere que se los presentemos en oración, a fin de que nos acerquemos y busquemos la comunión con Él. Aún entonces, como bien supo Isaac, Dios puede detener la respuesta por un tiempo (transcurrieron veinte años entre el casamiento entre Isaac y Rebeca, y el nacimiento de Jacob y Esaú). El propósito del Señor al hacernos, en ocasiones, esperar es: incrementar nuestro discernimiento en cuanto a lo que realmente necesitamos; permitirnos madurar, para que así podamos emplear sus dones con mayor sabiduría; crecer en paciencia y humildad, reconociendo nuestra dependencia absoluta de nuestro buen y amado Señor; tener la plena seguridad de que fue Dios el que intervino para que nuestro deseo se cumpla, y tener un corazón lleno de agradecimiento a su Divina Providencia.
  Que el Señor nos ayude a perseverar en oración. Y mientras esperamos: seguir buscando siempre de su Presencia, que nos da paz, nos anima, nos da fuerzas y nos llena de gozo, aún en medio de las dificultades.