"Fue la vida de Sara ciento veintisiete años, tantos fueron los años de la vida de Sara. Y murió Sara en Quiriat-arba, que es Hebrón, en la tierra de Canaán; y vino Abraham a hacer duelo por Sara, y a llorarla. Y se levantó Abraham de delante de su muerta, y habló a los hijos de Het (a los hititas), diciendo: Extranjero y forastero soy entre vosotros, y sepultaré mi muerta delante de mí. Y respondieron los hijos de Het a Abraham, y le dijeron: Óyenos, señor nuestro: eres un príncipe de Dios entre nosotros; en lo mejor de nuestros sepulcros sepulta a tu muerta; ninguno de nosotros te negará su sepulcro, ni te impedirá que entierres tu muerta." Génesis 23.1-6
"Entonces Abraham se inclinó delante del pueblo de la tierra (delante de los hititas), y respondió a Efrón (líder de los hititas) en presencia del pueblo de la tierra, diciendo: Antes, si te place, te ruego que me oigas. Yo daré el precio de la heredad; tómalo de mí, y sepultaré en ella mi muerta. Respondió Efrón a Abraham, diciéndole: Señor mío, escúchame: la tierra vale cuatrocientos siclos de plata; ¿qué es esto entre tú y yo? Entierra, pues, tu muerta. Entonces Abraham se convino con Efrón, y pesó Abraham a Efrón, el dinero que dijo, en presencia de los hijos de Het, cuatrocientos siclos de plata, de buena ley entre mercaderes. Y quedó la heredad de Efrón que estaba en Macpela al oriente de Mamre, la heredad con la cueva que estaba en ella, y todos los árboles que había en la heredad, en todos sus contornos, como propiedad de Abraham, en presencia de los hijos de Het y de todos los que entraban por la puerta de la ciudad." Génesis 23.12-18
"Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía. Y el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen la paz." Santiago 3.17-18
Abraham estaba en una ciudad extranjera y buscaba un lugar para enterrar a su esposa. Los hijos de Het se ofrecieron a ayudarlo, porque él era un "príncipe de Dios" y lo respetaban. Aunque Abraham no se había establecido en el área, su reputación era intachable. Los que emplean su tiempo y su dinero sirviendo a Dios, a menudo reciben como bendición: una buena reputación y el respeto de los demás.
El cortés diálogo entre Abraham y Efrón (líder de los hititas) era típico de los convenios de ese tiempo. Efrón ofreció amablemente su tierra a Abraham sin costo alguno: Abraham insistió en pagarlo. Efrón cortesmente mencionó el precio y añadió que no era importante que Abraham pagara. Si Abraham aceptaba la tierra como un regalo, hubiera insultado a Efrón (quien consideraría que su amabilidad era tomada como falta de habilidad para los negocios o algo así), y hubiera rescindido su oferta. Muchos comerciantes en el Medio Oriente todavía practican este ritual con sus clientes. Casi cinco kilos de plata era un precio excesivo por la porción de tierra que Abraham compró. A los heteos que vivían en esa tierra no les entusiasmaba la idea de que los extranjeros compraran terrenos por allí (a pesar de que le habían ofrecido el lugar gratuitamente, en apariencia), así que Abraham tenía muy poca posibilidad de regatear (como era la costumbre).
Al comprar Abraham la sepultura para Sara, demostró que creía que sus descendientes heredarían Canaán (era una muestra de su fe). No enviaría el cuerpo al sepulcro familiar en Mesopotamia (a Ur), pues en este caso su tumba no estaría en la residencia permanente de los descendientes. Macpela llegó a ser el centro de la tierra prometida; el símbolo de la posesión de la tierra por el pueblo escogido.
Dios dio sabiduría a Abraham a fin de que alcanzase la bendición (la compra de este terreno en la región que Él le daría por heredad). Así también desea darnos sabiduría a nosotros, sus hijos, para alcanzar la victoria en todo lo que emprendamos, de acuerdo a su Voluntad. Confiemos siempre en su guía sabia y amorosa para nuestras vidas!!!
"Entonces Abraham se inclinó delante del pueblo de la tierra (delante de los hititas), y respondió a Efrón (líder de los hititas) en presencia del pueblo de la tierra, diciendo: Antes, si te place, te ruego que me oigas. Yo daré el precio de la heredad; tómalo de mí, y sepultaré en ella mi muerta. Respondió Efrón a Abraham, diciéndole: Señor mío, escúchame: la tierra vale cuatrocientos siclos de plata; ¿qué es esto entre tú y yo? Entierra, pues, tu muerta. Entonces Abraham se convino con Efrón, y pesó Abraham a Efrón, el dinero que dijo, en presencia de los hijos de Het, cuatrocientos siclos de plata, de buena ley entre mercaderes. Y quedó la heredad de Efrón que estaba en Macpela al oriente de Mamre, la heredad con la cueva que estaba en ella, y todos los árboles que había en la heredad, en todos sus contornos, como propiedad de Abraham, en presencia de los hijos de Het y de todos los que entraban por la puerta de la ciudad." Génesis 23.12-18
"Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía. Y el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen la paz." Santiago 3.17-18
Abraham estaba en una ciudad extranjera y buscaba un lugar para enterrar a su esposa. Los hijos de Het se ofrecieron a ayudarlo, porque él era un "príncipe de Dios" y lo respetaban. Aunque Abraham no se había establecido en el área, su reputación era intachable. Los que emplean su tiempo y su dinero sirviendo a Dios, a menudo reciben como bendición: una buena reputación y el respeto de los demás.
El cortés diálogo entre Abraham y Efrón (líder de los hititas) era típico de los convenios de ese tiempo. Efrón ofreció amablemente su tierra a Abraham sin costo alguno: Abraham insistió en pagarlo. Efrón cortesmente mencionó el precio y añadió que no era importante que Abraham pagara. Si Abraham aceptaba la tierra como un regalo, hubiera insultado a Efrón (quien consideraría que su amabilidad era tomada como falta de habilidad para los negocios o algo así), y hubiera rescindido su oferta. Muchos comerciantes en el Medio Oriente todavía practican este ritual con sus clientes. Casi cinco kilos de plata era un precio excesivo por la porción de tierra que Abraham compró. A los heteos que vivían en esa tierra no les entusiasmaba la idea de que los extranjeros compraran terrenos por allí (a pesar de que le habían ofrecido el lugar gratuitamente, en apariencia), así que Abraham tenía muy poca posibilidad de regatear (como era la costumbre).
Al comprar Abraham la sepultura para Sara, demostró que creía que sus descendientes heredarían Canaán (era una muestra de su fe). No enviaría el cuerpo al sepulcro familiar en Mesopotamia (a Ur), pues en este caso su tumba no estaría en la residencia permanente de los descendientes. Macpela llegó a ser el centro de la tierra prometida; el símbolo de la posesión de la tierra por el pueblo escogido.
Dios dio sabiduría a Abraham a fin de que alcanzase la bendición (la compra de este terreno en la región que Él le daría por heredad). Así también desea darnos sabiduría a nosotros, sus hijos, para alcanzar la victoria en todo lo que emprendamos, de acuerdo a su Voluntad. Confiemos siempre en su guía sabia y amorosa para nuestras vidas!!!