"Entonces salió Lot y habló a sus yernos, los que habían de tomar a sus hijas, y les dijo: Levantaos, salid de este lugar; porque Jehová va a destruir esta ciudad. Mas pareció a sus yernos como que se burlaba." Génesis 19.14
"Haced todo sin murmuraciones y contiendas, para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo; asidos de la palabra de vida, ..." Filipenses 2.14a
"No era él (Juan el Bautista) la luz, sino para que diese testimonio de la luz. Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo." Juan 1.8-9
Lot había vivido tanto tiempo, y con tanto gusto, entre gente impía, que ya no era un testigo creíble del poder de Dios. Había permitido que el ambiente lo moldeara, en lugar de moldear él al ambiente.
Se había comprometido de tal manera con la sociedad que lo rodeaba, que había dejado de ser útil para Dios. Cuando, finalmente, se decidió a hablar, nadie lo escuchó.
Los que lo rodean, ¿lo ven a usted como un testigo de Dios, o como uno más entre la multitud? Ha dejado también de ser útil para Dios, porque se ha vuelto semejante a su entorno? Para hacer la diferencia: deberá primero ser diferente en fe y conducta.
Nuestras vidas debieran caracterizarse por su pureza, rectitud, y fundamentalmente, por su obediencia a la voluntad de Dios. De manera que resplandezcamos como "luminares" en un mundo de tinieblas y depravación. Una vida transformada, es un testimonio efectivo, del poder de la Palabra de Dios.
Jesucristo quiere reflejar su luz a través nuestro, a un mundo incrédulo y en tinieblas, que no es capaz de soportar la poderosa gloria resplandeciente de su luz pura. Somos testigos cuando reflejamos la luz de Cristo. Cuando indicamos que miren a Cristo, la Luz.
¿Brilla en usted la luz de Cristo, o está opacada, por conductas que se le han pegado de este mundo?
"Haced todo sin murmuraciones y contiendas, para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo; asidos de la palabra de vida, ..." Filipenses 2.14a
"No era él (Juan el Bautista) la luz, sino para que diese testimonio de la luz. Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo." Juan 1.8-9
Lot había vivido tanto tiempo, y con tanto gusto, entre gente impía, que ya no era un testigo creíble del poder de Dios. Había permitido que el ambiente lo moldeara, en lugar de moldear él al ambiente.
Se había comprometido de tal manera con la sociedad que lo rodeaba, que había dejado de ser útil para Dios. Cuando, finalmente, se decidió a hablar, nadie lo escuchó.
Los que lo rodean, ¿lo ven a usted como un testigo de Dios, o como uno más entre la multitud? Ha dejado también de ser útil para Dios, porque se ha vuelto semejante a su entorno? Para hacer la diferencia: deberá primero ser diferente en fe y conducta.
Nuestras vidas debieran caracterizarse por su pureza, rectitud, y fundamentalmente, por su obediencia a la voluntad de Dios. De manera que resplandezcamos como "luminares" en un mundo de tinieblas y depravación. Una vida transformada, es un testimonio efectivo, del poder de la Palabra de Dios.
Jesucristo quiere reflejar su luz a través nuestro, a un mundo incrédulo y en tinieblas, que no es capaz de soportar la poderosa gloria resplandeciente de su luz pura. Somos testigos cuando reflejamos la luz de Cristo. Cuando indicamos que miren a Cristo, la Luz.
¿Brilla en usted la luz de Cristo, o está opacada, por conductas que se le han pegado de este mundo?