Sea hospitalario

"Después le apareció Jehová (a Abraham) en el encinar de Mamre, estando él sentado a la puerta de su tienda en el calor del día. Y alzó sus ojos y miró, y he aquí tres varones que estaban junto a él; y cuando los vio, salió corriendo de la puerta de su tienda a recibirlos, y se postró en tierra, y dijo: Señor, si ahora he hallado gracia en tus ojos, te ruego que no pases de tu siervo. Que se traiga ahora un poco de agua, y lavad vuestros pies; y recostaos debajo de un árbol, y traeré un bocado de pan, y sustentad vuestro corazón, y después pasaréis; pues por eso habéis pasado cerca de vuestro siervo. Y ellos dijeron: Haz así como has dicho. Entonces Abraham fue de prisa a la tienda a Sara, y le dijo: Toma pronto tres medidas de flor de harina, y amasa y haz panes cocidos debajo del rescoldo (brasa pequeña que se conserva entre la ceniza). Y corrió Abraham a las vacas, y tomó un becerro tierno y bueno, y lo dio al criado, y éste se dio prisa a prepararlo. Tomó también mantequilla y leche, y el becerro que había preparado, y lo puso delante de ellos; y él se estuvo con ellos debajo del árbol, y comieron. Y le dijeron: ¿Dónde está Sara tu mujer? Y él respondió: Aquí en la tienda. Entonces dijo: De cierto volveré a ti; y según el tiempo de la vida, he aquí que Sara tu mujer tendrá un hijo. Y Sara escuchaba a la puerta de la tienda, que estaba detrás de él."   Génesis 18.1-10
"No os olvidéis de la hospitalidad, porque por ella algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles." Hebreos 13.2
"; ... compartiendo para las necesidades de los santos; practicando la hospitalidad."  Romanos 12.13



  Esto es típica hospitalidad beduina (de los moradores del desierto), tanto antigua como moderna. Nada es suficientemente bueno para el huésped. Todavía es una costumbre beduina, en algunas áreas, que el anfitrión (el dueño de casa) permanezca de pie, mientras el huésped come.
  Los tres varones eran: dos ángeles, y el mismo Señor preencarnado, que se acercó (a Abraham y a Sara) a confirmarle la buena noticia de que iban a ser padres, y que debían alejar de ellos, definitivamente, las dudas.
  Al hermoso relato de cómo el patriarca Abraham y su esposa hospedaron al Señor y a los dos ángeles, sin saberlo, se refiere el Nuevo Testamento, como ejemplo de la bendición que trae el brindar hospitalidad (Hebreos 13.2).
  Algunos dicen que no pueden ser hospitalarios porque sus hogares no son lo bastante amplios o cómodos. Pero aún si usted tiene sólo una mesa y dos sillas, en una habitación alquilada, hay personas que se van a sentir agradecidas al pasar un tiempo en su casa.
  Hospitalidad simplemente significa: lograr que otras personas se sientan cómodas y en casa.
  Ofrecer hospitalidad cristiana no es lo mismo que recibir visitas. Cuando se reciben visitas, el foco de atención es la familia anfitriona: el hogar debe estar impecable, los alimentos deben estar bien preparados y ser abundantes; los de la casa deben parecer descansados y de buen humor. La hospitalidad, en cambio, se concentra en los visitantes. Sus necesidades tienen prioridad: hay que darles un lugar donde estar, alimentos nutritivos, oído atento y aceptación. La hospitalidad puede brindarse en un hogar desordenado. Puede brindarse alrededor de una mesa en la que el plato principal sea una sopa. Hasta puede ser que el anfitrión y los visitantes realicen tareas en conjunto.  
  No tema ofrecer hospitalidad: porque está demasiado cansado, ocupado, o pobre, para atender adecuadamente a los visitantes. Cumpla con este mandamiento del Señor (siempre buscando, por supuesto, su guía)!!! Sea hospitalario!!!