No dejemos de buscar la comunión con el Señor

31 Entonces tomaron ellos la túnica de José, y degollaron un cabrito de las cabras, y tiñeron la túnica con la sangre;
32 y enviaron la túnica de colores y la trajeron a su padre, y dijeron: Esto hemos hallado; reconoce ahora si es la túnica de tu hijo, o no.
33 Y él la reconoció, y dijo: La túnica de mi hijo es; alguna mala bestia lo devoró; José ha sido despedazado.
34 Entonces Jacob rasgó sus vestidos, y puso cilicio sobre sus lomos, y guardó luto por su hijo muchos días.
35 Y se levantaron todos sus hijos y todas sus hijas para consolarlo; mas él no quiso recibir consuelo, y dijo: Descenderé enlutado a mi hijo hasta el Seol. Y lo lloró su padre. 

  Para cubrir su malvada acción, los hijos de Jacob, engañaron a su padre, al hacerlo pensar que José estaba muerto. Jacob mismo había engañado a otros, muchas veces (incluyendo a su propio padre: Génesis 27.35). Ahora, aunque bendecido por Dios, todavía le tocaba enfrentarse a las consecuencias de sus pecados. Es probable que el Señor esperara un análisis de conciencia más profundo por parte del patriarca. Más consagración por parte del mismo. Que buscara la comunión con Dios, con todo su corazón. Debía, además, Jacob, meditar sobre su actitud de favoritismo hacia José, que había probocado tantos desacuerdos familiares. 
  El momento de la prueba es el de la búsqueda del Señor para que nos alivie el sufrimiento. Pero es también, el momento de hacer un análisis de nuestra vida, y ver todas aquellas oportunidades en que no hemos sido fieles a Dios, y arrepentirnos. Es probable que no reparáramos en nuestros errores, a no ser porque vienen los timpos difíciles. Sabemos que son aprobados por el Señor, y nos permiten ponernos a cuentas con Él, arrepentimiento de por medio.