Estas son las generaciones de Esaú, el cual es Edom:
2 Esaú tomó sus mujeres de las hijas de Canaán: a Ada, hija de Elón heteo, a Aholibama, hija de Aná, hijo de Zibeón heveo,
3 y a Basemat hija de Ismael, hermana de Nebaiot.
4 Ada dio a luz a Esaú a Elifaz; y Basemat dio a luz a Reuel.
5 Y Aholibama dio a luz a Jeús, a Jaalam y a Coré; estos son los hijos de Esaú, que le nacieron en la tierra de Canaán.
6 Y Esaú tomó sus mujeres, sus hijos y sus hijas, y todas las personas de su casa, y sus ganados, y todas sus bestias, y todo cuanto había adquirido en la tierra de Canaán, y se fue a otra tierra, separándose de Jacob su hermano.
7 Porque los bienes de ellos eran muchos; y no podían habitar juntos, ni la tierra en donde moraban los podía sostener a causa de sus ganados.
8 Y Esaú habitó en el monte de Seir; Esaú es Edom.
.......................
40 Estos, pues, son los nombres de los jefes de Esaú por sus linajes, por sus lugares, y sus nombres: Timna, Alva, Jetet,
41 Aholibama, Ela, Pinón,
42 Cenaz, Temán, Mibzar,
43 Magdiel e Iram. Estos fueron los jefes de Edom según sus moradas en la tierra de su posesión. Edom es el mismo Esaú, padre de los edomitas. Génesis 36
"Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor, ni desmayes cuando eres reprendido por él; porque el Señor al que ama, disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo." Hebreos 12.5-6
"Porque Jehová al que ama castiga, como el padre al hijo a quien quiere." Proverbios 3.12
Se los ve a Jacob y Esaú juntos, por última vez, en el entierro de su padre, Isaac. Esaú y sus descendientes ocuparon la tierra de Seir, donde se formó la nación de Edom. A lo largo de la historia de la nación de Israel, los edomitas (descendientes de Esaú) fueron sus eternos enemigos. Salmo 137.7, Jeremías 49.7-22, Ezequiel 25.12-14, Amós 1.11-12, Abdías 10.14, nos hablan de esa rivalidad. Durante el éxodo, Dios dijo a los israelitas que no se metieran con los edomitas, en su paso por Seir, porque eran hermanos (Deuteronomio 2.4-5). Pero, Edom no dejó entrar a su tierra a los israelitas. Más tarde fueron grandes enemigos del rey David. Como dato ilustrativo, diremos que Herodes, quien se desempeñaba como rey, en los tiempos en que nació Jesús, era edomita (idumeo). Éste es tristemente recordado, por ordenar la matanza de los niños menores de tres años que había en Belén y sus alrededores, con el objetivo de eliminar al rey de los judíos, al Mesías, al Cristo.
Penosa historia la de Esaú. No estuvo dispuesto al cambio. Decidió por sí mismo, y equivocó el camino. Eligió una vida de emociones terrenales, a cambio de la visión trascendente de Dios. Hizo su elección cuando estaba cansado. No supo distinguir el mal momento, ni esperar para ser satisfecho. Se guió por sus necesidades y deseos, al igual que cuando escogió esposas. Cambió los dones de Dios por la satisfacción de apetitos pasajeros. Las consecuencias fueron dolorosas, y no sólo lo afectaron a él, sino también, a toda su descendencia.
Sepamos, con la ayuda del Señor, enderezar nuestro camino. Él siempre estará dispuesto a ayudarnos, si se lo permitimos. Estemos dispuestos a recibir la corrección que nos ofrece. No dudemos en acudir a Dios buscando la restauración que necesitamos.
2 Esaú tomó sus mujeres de las hijas de Canaán: a Ada, hija de Elón heteo, a Aholibama, hija de Aná, hijo de Zibeón heveo,
3 y a Basemat hija de Ismael, hermana de Nebaiot.
4 Ada dio a luz a Esaú a Elifaz; y Basemat dio a luz a Reuel.
5 Y Aholibama dio a luz a Jeús, a Jaalam y a Coré; estos son los hijos de Esaú, que le nacieron en la tierra de Canaán.
6 Y Esaú tomó sus mujeres, sus hijos y sus hijas, y todas las personas de su casa, y sus ganados, y todas sus bestias, y todo cuanto había adquirido en la tierra de Canaán, y se fue a otra tierra, separándose de Jacob su hermano.
7 Porque los bienes de ellos eran muchos; y no podían habitar juntos, ni la tierra en donde moraban los podía sostener a causa de sus ganados.
8 Y Esaú habitó en el monte de Seir; Esaú es Edom.
.......................
40 Estos, pues, son los nombres de los jefes de Esaú por sus linajes, por sus lugares, y sus nombres: Timna, Alva, Jetet,
41 Aholibama, Ela, Pinón,
42 Cenaz, Temán, Mibzar,
43 Magdiel e Iram. Estos fueron los jefes de Edom según sus moradas en la tierra de su posesión. Edom es el mismo Esaú, padre de los edomitas. Génesis 36
"Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor, ni desmayes cuando eres reprendido por él; porque el Señor al que ama, disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo." Hebreos 12.5-6
"Porque Jehová al que ama castiga, como el padre al hijo a quien quiere." Proverbios 3.12
Se los ve a Jacob y Esaú juntos, por última vez, en el entierro de su padre, Isaac. Esaú y sus descendientes ocuparon la tierra de Seir, donde se formó la nación de Edom. A lo largo de la historia de la nación de Israel, los edomitas (descendientes de Esaú) fueron sus eternos enemigos. Salmo 137.7, Jeremías 49.7-22, Ezequiel 25.12-14, Amós 1.11-12, Abdías 10.14, nos hablan de esa rivalidad. Durante el éxodo, Dios dijo a los israelitas que no se metieran con los edomitas, en su paso por Seir, porque eran hermanos (Deuteronomio 2.4-5). Pero, Edom no dejó entrar a su tierra a los israelitas. Más tarde fueron grandes enemigos del rey David. Como dato ilustrativo, diremos que Herodes, quien se desempeñaba como rey, en los tiempos en que nació Jesús, era edomita (idumeo). Éste es tristemente recordado, por ordenar la matanza de los niños menores de tres años que había en Belén y sus alrededores, con el objetivo de eliminar al rey de los judíos, al Mesías, al Cristo.
Penosa historia la de Esaú. No estuvo dispuesto al cambio. Decidió por sí mismo, y equivocó el camino. Eligió una vida de emociones terrenales, a cambio de la visión trascendente de Dios. Hizo su elección cuando estaba cansado. No supo distinguir el mal momento, ni esperar para ser satisfecho. Se guió por sus necesidades y deseos, al igual que cuando escogió esposas. Cambió los dones de Dios por la satisfacción de apetitos pasajeros. Las consecuencias fueron dolorosas, y no sólo lo afectaron a él, sino también, a toda su descendencia.
Sepamos, con la ayuda del Señor, enderezar nuestro camino. Él siempre estará dispuesto a ayudarnos, si se lo permitimos. Estemos dispuestos a recibir la corrección que nos ofrece. No dudemos en acudir a Dios buscando la restauración que necesitamos.