La honra y la alabanza le pertenecen al Señor

"Aconteció que pasados dos años tuvo Faraón un sueño. Le parecía que estaba junto al río;
y que del río subían siete vacas, hermosas a la vista, y muy gordas, y pacían en el prado.
Y que tras ellas subían del río otras siete vacas de feo aspecto y enjutas de carne, y se pararon cerca de las vacas hermosas a la orilla del río;
y que las vacas de feo aspecto y enjutas de carne devoraban a las siete vacas hermosas y muy gordas. Y despertó Faraón.
Se durmió de nuevo, y soñó la segunda vez: Que siete espigas llenas y hermosas crecían de una sola caña,
y que después de ellas salían otras siete espigas menudas y abatidas del viento solano;
y las siete espigas menudas devoraban a las siete espigas gruesas y llenas. Y despertó Faraón, y he aquí que era sueño.
Sucedió que por la mañana estaba agitado su espíritu, y envió e hizo llamar a todos los magos de Egipto, y a todos sus sabios; y les contó Faraón sus sueños, mas no había quien los pudiese interpretar a Faraón.
Entonces el jefe de los coperos habló a Faraón, diciendo: Me acuerdo hoy de mis faltas.
10 Cuando Faraón se enojó contra sus siervos, nos echó a la prisión de la casa del capitán de la guardia a mí y al jefe de los panaderos.
11 Y él y yo tuvimos un sueño en la misma noche, y cada sueño tenía su propio significado.
12 Estaba allí con nosotros un joven hebreo, siervo del capitán de la guardia; y se lo contamos, y él nos interpretó nuestros sueños, y declaró a cada uno conforme a su sueño.
13 Y aconteció que como él nos los interpretó, así fue: yo fui restablecido en mi puesto, y el otro fue colgado.
14 Entonces Faraón envió y llamó a José. Y lo sacaron apresuradamente de la cárcel, y se afeitó, y mudó sus vestidos, y vino a Faraón.
15 Y dijo Faraón a José: Yo he tenido un sueño, y no hay quien lo interprete; mas he oído decir de ti, que oyes sueños para interpretarlos.
16 Respondió José a Faraón, diciendo: No está en mí; Dios será el que dé respuesta propicia a Faraón.
17 Entonces Faraón dijo a José: En mi sueño me parecía que estaba a la orilla del río;
18 y que del río subían siete vacas de gruesas carnes y hermosa apariencia, que pacían en el prado.
19 Y que otras siete vacas subían después de ellas, flacas y de muy feo aspecto; tan extenuadas, que no he visto otras semejantes en fealdad en toda la tierra de Egipto.
20 Y las vacas flacas y feas devoraban a las siete primeras vacas gordas;
21 y éstas entraban en sus entrañas, mas no se conocía que hubiesen entrado, porque la apariencia de las flacas era aún mala, como al principio. Y yo desperté.
22 Vi también soñando, que siete espigas crecían en una misma caña, llenas y hermosas.
23 Y que otras siete espigas menudas, marchitas, abatidas del viento solano, crecían después de ellas;
24 y las espigas menudas devoraban a las siete espigas hermosas; y lo he dicho a los magos, mas no hay quien me lo interprete.
25 Entonces respondió José a Faraón: El sueño de Faraón es uno mismo; Dios ha mostrado a Faraón lo que va a hacer.
26 Las siete vacas hermosas siete años son; y las espigas hermosas son siete años: el sueño es uno mismo.
27 También las siete vacas flacas y feas que subían tras ellas, son siete años; y las siete espigas menudas y marchitas del viento solano, siete años serán de hambre.
28 Esto es lo que respondo a Faraón. Lo que Dios va a hacer, lo ha mostrado a Faraón.
29 He aquí vienen siete años de gran abundancia en toda la tierra de Egipto.
30 Y tras ellos seguirán siete años de hambre; y toda la abundancia será olvidada en la tierra de Egipto, y el hambre consumirá la tierra.
31 Y aquella abundancia no se echará de ver, a causa del hambre siguiente la cual será gravísima.
32 Y el suceder el sueño a Faraón dos veces, significa que la cosa es firme de parte de Dios, y que Dios se apresura a hacerla.
33 Por tanto, provéase ahora Faraón de un varón prudente y sabio, y póngalo sobre la tierra de Egipto.
34 Haga esto Faraón, y ponga gobernadores sobre el país, y quinte la tierra de Egipto en los siete años de la abundancia.
35 Y junten toda la provisión de estos buenos años que vienen, y recojan el trigo bajo la mano de Faraón para mantenimiento de las ciudades; y guárdenlo.
36 Y esté aquella provisión en depósito para el país, para los siete años de hambre que habrá en la tierra de Egipto; y el país no perecerá de hambre."  Génesis 41.1-36
  

  Era común que hubiese magos y sabios, en los palacios de los gobernadores antiguos. Ellos se ocupaban: de estudiar las artes sagradas y las ciencias, leer las estrellas, predecir el futuro y hacer magia. Tenían poder (véase Éxodo 7.11-12), pero su poder era satánico. Dios no permitió que pudieran interpretar el sueño de Faraón. Se lo reveló a José. 
  Nuestras oportunidades más importantes pueden llegar cuando menos lo esperamos!
  Inmediatamente sacaron a José del calabozo y lo llevaron frente a Faraón. ¿Tuvo tiempo de prepararse? Sí y no. No le habían advertido que lo sacarían repentinamente de la prisión, ni que el rey lo interrogaría. Sin embargo, José estaba listo casi para cualquier cosa, por su correcta relación con el Señor. No era el conocimiento que tenía José acerca de los sueños, lo que lo ayudó a interpretar su significado. Era su comunión con Dios, y su conocimiento profundo acerca de Él, lo que le permitió realizar con éxito esta tarea.
  Preparémonos para cuando se nos presenten oportunidades, aprendiendo más de Dios, buscando más de su Presencia, anhelando nuestra comunión con Él. Así estaremos en condiciones de clamar por su ayuda, indispensable para salir en victoria, en cada situación que se nos presente.
  José le dio todo el mérito al Señor.  No le quedaban dudas acerca de que era gracias a Dios que había interpretado esos sueños ("Respondió José a Faraón, diciendo: No está en mí; Dios será el que dé respuesta propicia a Faraón." Gén. 41.16). Ya no quedaba en José nada de la jactancia de otras épocas. Había madurado. Tomar para nosotros la gloria, es robar lo que pertenece a Dios. No nos quedemos callados, cuando sabemos que debemos darle la honra y la alabanza a Él!!!