El Señor anhela nuestro arrepentimiento

 Reflexión sobre Éxodo 11:
    Nos podemos preguntar, cómo Faraón pudo ser tan tonto, para ver el poder milagroso de Dios, y aún así no escuchar a Moisés. Pero, Faraón ya había tomado una decisión, mucho antes de que comenzaran las plagas. No podía creer que hubiera alguien más grande que él. Esta creencia obstinada, tuvo como resultado un corazón tan duro, que ni siguiera una gran catástrofe pudo inmutarlo. Finalmente, debido a la más grande de todas las calamidades, la pérdida de su hijo, se vio forzado a reconocer la autoridad de Dios. Pero, aun entonces, quería que Dios saliera, que no gobernara su nación. No debemos esperar a que sucedan grandes desastres, para dirigirnos al Señor, sino que debemos abrir nuestro corazón, y nuestra mente en su dirección, ahora. 
   ¿Endureció Dios, en realidad, el corazón de Faraón y lo forzó a hacer el mal? Antes de que comenzaran las diez plagas, Moisés y Aarón anunciaron lo que Dios haría si Faraón no permitía salir al pueblo. Pero, su mensaje sólo hizo que Faraón se pusiera más terco: estaba endureciendo su propio corazón. Al hacer esto, desafió tanto a Dios como a sus mensajeros. Con las seis primeras plagas, el corazón de Faraón se endureció más. Después de la sexta plaga, el Señor dictó su fallo. Tarde o temprano, la gente mala, sería castigada por sus pecados. Cuando fue evidente que él no cambiaría, Dios confirmó la decisión soberbia de Faraón, y estableció las consecuencias dolorosas de sus acciones, en la práctica. El Señor no forzó a Faraón para que lo rechazara. Más bien, le dio toda oportunidad posible, para que cambiara de parecer. En Ezequiel 33.11 Dios dice: "... no quiero la muerte del impío, sino que se vuelva el impío de su camino, y que viva ..."  Y en 2Crónicas 7.14 el Señor nos dice: "si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra."


Texto bíblico:
 "Jehová dijo a Moisés: Una plaga traeré aún sobre Faraón y sobre Egipto, después de la cual él os dejará ir de aquí; y seguramente os echará de aquí del todo.
Habla ahora al pueblo, y que cada uno pida a su vecino, y cada una a su vecina, alhajas de plata y de oro.
Y Jehová dio gracia al pueblo en los ojos de los egipcios. También Moisés era tenido por gran varón en la tierra de Egipto, a los ojos de los siervos de Faraón, y a los ojos del pueblo.
Dijo, pues, Moisés: Jehová ha dicho así: A la medianoche yo saldré por en medio de Egipto,
y morirá todo primogénito en tierra de Egipto, desde el primogénito de Faraón que se sienta en su trono, hasta el primogénito de la sierva que está tras el molino, y todo primogénito de las bestias.
Y habrá gran clamor por toda la tierra de Egipto, cual nunca hubo, ni jamás habrá.
Pero contra todos los hijos de Israel, desde el hombre hasta la bestia, ni un perro moverá su lengua, para que sepáis que Jehová hace diferencia entre los egipcios y los israelitas.
Y descenderán a mí todos estos tus siervos, e inclinados delante de mí dirán: Vete, tú y todo el pueblo que está debajo de ti; y después de esto yo saldré. Y salió muy enojado de la presencia de Faraón.
Y Jehová dijo a Moisés: Faraón no os oirá, para que mis maravillas se multipliquen en la tierra de Egipto.
10 Y Moisés y Aarón hicieron todos estos prodigios delante de Faraón; pues Jehová había endurecido el corazón de Faraón, y no envió a los hijos de Israel fuera de su país."  Éxodo 11