Reflexión sobre Éxodo 1.1-14:
En este momento, han transcurrido aproximadamente, trescientos años desde la muerte de José. Los setenta hebreos que se habían radicado en el fértil delta del río Nilo (Gosén), se han multiplicado en centenares de miles. Y los que otrora eran objeto del favor del rey de Egipto, se han convertido en un pueblo esclavo, temido y odiado por el actual Faraón. El "nuevo rey que no conocía a José" se inquietó por la prosperidad del pueblo de Dios, y temiendo su rebelión, decidió encarar esta amenaza para su reino, hasta eliminarla por completo. Las armas que utilizó fueron: la opresión y la muerte. Esta primera arma, esgrimida por Faraón, queda expuesta en Éxodo 1.11: "Entonces pusieron sobre ellos comisarios de tributos que los molestasen con sus cargas ...". También en Éxodo 1.13-14: Los "... hicieron servir ... con dureza, y amargaron su vida con dura servidumbre, ... los obligaban con rigor." Faraón estaba dispuesto a destruirlos, y llevó su opresión al punto tal que, si no morían por el esfuerzo al que eran sometidos, si fuera posible, se quitaran la vida, por no soportar más tanta amargura.
Los métodos de Satanás siguen siendo los mismos: oprimir de tal manera las vidas, a través de los problemas cotidianos, y las injusticias reinantes, que produzcan amargura y desesperación en las almas, por el rigor al que son sometidas. Su fin último es la destrucción del ser humano.
"El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; ..." Juan 10.10a. El poder del enemigo es real y su intención no cambia a lo largo de los tiempos. Pero, Dios no se olvida de su pueblo. Así como en ese momento liberó a los israelitas, sacándolos del lugar de esclavitud, y llevándolos a la tierra prometida. Así también, hoy en día, hay libertad para los que aceptamos a Jesucristo como Señor y Salvador de nuestras vidas. Porque pasamos de muerte a vida, por medio del sacrificio de Aquél que nos amó y dio su vida para librarnos de las garras del enemigo. Amén!!! Gloria sea a su Nombre Santo!!!
En este momento, han transcurrido aproximadamente, trescientos años desde la muerte de José. Los setenta hebreos que se habían radicado en el fértil delta del río Nilo (Gosén), se han multiplicado en centenares de miles. Y los que otrora eran objeto del favor del rey de Egipto, se han convertido en un pueblo esclavo, temido y odiado por el actual Faraón. El "nuevo rey que no conocía a José" se inquietó por la prosperidad del pueblo de Dios, y temiendo su rebelión, decidió encarar esta amenaza para su reino, hasta eliminarla por completo. Las armas que utilizó fueron: la opresión y la muerte. Esta primera arma, esgrimida por Faraón, queda expuesta en Éxodo 1.11: "Entonces pusieron sobre ellos comisarios de tributos que los molestasen con sus cargas ...". También en Éxodo 1.13-14: Los "... hicieron servir ... con dureza, y amargaron su vida con dura servidumbre, ... los obligaban con rigor." Faraón estaba dispuesto a destruirlos, y llevó su opresión al punto tal que, si no morían por el esfuerzo al que eran sometidos, si fuera posible, se quitaran la vida, por no soportar más tanta amargura.
Los métodos de Satanás siguen siendo los mismos: oprimir de tal manera las vidas, a través de los problemas cotidianos, y las injusticias reinantes, que produzcan amargura y desesperación en las almas, por el rigor al que son sometidas. Su fin último es la destrucción del ser humano.
"El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; ..." Juan 10.10a. El poder del enemigo es real y su intención no cambia a lo largo de los tiempos. Pero, Dios no se olvida de su pueblo. Así como en ese momento liberó a los israelitas, sacándolos del lugar de esclavitud, y llevándolos a la tierra prometida. Así también, hoy en día, hay libertad para los que aceptamos a Jesucristo como Señor y Salvador de nuestras vidas. Porque pasamos de muerte a vida, por medio del sacrificio de Aquél que nos amó y dio su vida para librarnos de las garras del enemigo. Amén!!! Gloria sea a su Nombre Santo!!!
Texto bíblico:
"Estos son los nombres de los hijos de Israel que entraron en Egipto con Jacob; cada uno entró con su familia:
2 Rubén, Simeón, Leví, Judá, 3 Isacar, Zabulón, Benjamín,
4 Dan, Neftalí, Gad y Aser.
5 Todas las personas que le nacieron a Jacob fueron setenta. Y José estaba en Egipto.
6 Y murió José, y todos sus hermanos, y toda aquella generación.
7 Y los hijos de Israel fructificaron y se multiplicaron, y fueron aumentados y fortalecidos en extremo, y se llenó de ellos la tierra.
8 Entretanto, se levantó sobre Egipto un nuevo rey que no conocía a José; y dijo a su pueblo:
9 He aquí, el pueblo de los hijos de Israel es mayor y más fuerte que nosotros.
10 Ahora, pues, seamos sabios para con él, para que no se multiplique, y acontezca que viniendo guerra, él también se una a nuestros enemigos y pelee contra nosotros, y se vaya de la tierra.
11 Entonces pusieron sobre ellos comisarios de tributos que los molestasen con sus cargas; y edificaron para Faraón las ciudades de almacenaje, Pitón y Ramesés.
12 Pero cuanto más los oprimían, tanto más se multiplicaban y crecían, de manera que los egipcios temían a los hijos de Israel.
13 Y los egipcios hicieron servir a los hijos de Israel con dureza,
14 y amargaron su vida con dura servidumbre, en hacer barro y ladrillo, y en toda labor del campo y en todo su servicio, al cual los obligaban con rigor." Éxodo 1.1-14
"El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia." Juan 10.10